miércoles, 25 de agosto de 2010

TIEMPOS VIOLENTOS



Hoy estamos en tiempo de cambios en el área educativa: reformas, cursos, talleres, todo en pro de una educación que ayude al país a salir de la ignorancia en la que está metido, todos hablan ahora de las reformas a la educación. “son buenas”- dicen unos, “no sirven”-dicen otros”, “es lo mismo de siempre, pero más bonito”- dicen algunos más, pero ninguno de todos ellos ha dicho: “yo propongo”, “yo sugiero”, “me comprometo”. Muy al contrario, el pesimismo, la apatía y el conformismo, es el diario vivir de los profesores en activo, y aún tristemente de los que no se incorporan a las labores docentes.

Tristeza y decepción hacen presa de mi en este momento, y al mismo tiempo me llenan de valor, y coraje para seguir haciendo mi trabajo, ver tanto potencial en los niños desperdiciado por maestros con un método de enseñanza antiquísimo, es para llorar, pero también para reflexionar sobre nuestra misión durante nuestro paso por esta tierra, somos maestros, somos guías, ejemplos, para cientos de miles de pequeños que nos ven como grandes conocedores de las maravillas de la vida, ¡¿Por qué defraudarlos haciendo caso omiso de las recomendaciones, diseños, y nuevas formas de enseñanza?! Es verdad, los cambios no son fáciles, ni se dan en forma inmediata, hay que trabajar, informarnos, sufrir un poco para buscar la forma de ser eso que nuestros alumnos merecen, verdaderos maestros, en lugar de simples recreadores de actividades semi-lúdicas en el aula.

Estamos en tiempos violentos, tiempos en que no es fácil ser un docente de calidad, estamos en una guerra sin cuartel contra los métodos antiguos de enseñanza, y sólo los docentes que deseen ganar esta batalla serán dignos de ejercer su cargo, aquellos a los que nos preocupa el nivel educativo de nuestros educandos, seamos violentos, arrebatando de las garras de la ignorancia aquellos pequeños, futuros grandes hombres y mujeres que enaltecerán al país.

La época lo demanda, la nación nos lo exige, los alumnos lo requieren, seamos violentos contra el negativismo que impera en los centros escolares. Así y solo así, cumpliremos cabalmente lo expresado en nuestra protesta de ley ante, la familia, la sociedad y la nación.

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